11 feb 2014

Todos los niños crecen, excepto uno...

Pero ese niño no soy yo. Hoy cumplo 20 años.

He estado pensando en este día desde que cumplí 19. Sabía que iba a ser un día importante, y tenía que estar preparada para afrontarlo. Ahora el día ha llegado, y tengo que reaccionar para poder actuar.

Puede que 20 años no sean muchos, pero marcan. He dejado de ser dieci-, y eso implica tener más responsabilidades. Así como sueno más firme y contundente cuando respondo "Tengo 20 años", la gente también espera cosas de mí, cosas de mayor, cosas de adulto. Y ser adulto es ser un poquito menos alegre, menos inocente, y menos insensible. Esas tres palabras son las que utilizó Barrie para describir al niño en Peter Pan, y yo siento que me estoy desprendiendo de esos adjetivos sin apenas darme cuenta.

Hoy me toca crecer. Es un hecho. Hoy estoy creciendo. Ahora mismo, mientras lees esto, estoy creciendo. Y puede que tú también lo estés haciendo, o que lo hayas hecho hace demasiado tiempo como para darte cuenta ahora. Pero, de un modo u otro, los dos estamos avanzando, y no vamos a poder volver atrás. Ni siquiera a ayer, cuando yo todavía tenía 19 años y podía jactarme con que no creía en las relaciones serias antes de los 20. Bueno, pues ya tengo 20, ¿qué voy a hacer ahora? Ampliarlo hasta los 25 me parece muy mal por mi parte, tengo que asumir alguna responsabilidad pronto, no vaya a ser que los demás me dejen de tener en cuenta más temprano que tarde. Así que empezaré por esa.

Pero el tema de hoy no es el amor, ni las relaciones serias, si no mi cumpleaños. Mi vigésimo cumpleaños. Asusta pensar cuánto cambiará mi vida en los próximos 20 años teniendo en cuenta lo frenética que ha sido desde el año 2011. Tan sólo estamos en 2014. No han pasado ni 3 años, y he vivido en cuatro ciudades distintas sin contar la mía propia, he trabajado sin tener ninguna experiencia previa y ahora me estoy adentrando en una aventura que pronto comenzará en serio con todas sus consecuencias, y me tiemblan las piernas sólo de pensarlo. Y todo esto en menos de 3 años. ¿Quién me lo iba a decir con 17 años? Nadie, porque tampoco pensaba en los 20. Los 20 estaban lejos, eran mayores, casi viejunos, me inspiraban aburrimiento y sobriedad, una vida seria y asentada, con estudios superiores y rutinas con coche y juergas tranquilas. Y heme aquí, todo lo contrario. Parece como si en mi fuero interno me hubiese propuesto convertirme en lo opuesto a lo que me imaginaba, intencionada e inintencionadamente.

Lo suyo es que salga a celebrarlo, pero es martes. Cumplir 20 años un martes es un castigo, pero como no esperaba que este día fuese idílico, me lo tomaré con buen humor, y aprovecharé para intentar poner en su sitio mis ideas y pensamientos acerca de esta nueva etapa que se presenta ante mí, aunque eso no quita para que comparta este día con la gente que es realmente importante para mí. Porque la próxima fecha importante son los 25, y eso significa haber vivido un cuarto de siglo, cuando ni siquiera aspiro a vivir un siglo entero. Me enfrento a otro temor mucho más grande que el de crecer: envejecer. Cumplir 20 años es la antesala de cumplir 25, por eso cumplir 20 no debería acontecerse jamás. Cumplir 20 años debería estar prohibido. No quiero cumplir 20 años pero me temo que ya los he cumplido.


N.

No hay comentarios: